Desde la primavera tenía en mente el trazar una ruta circular que incluyera la ascensión al Petretxema, pico importante situado en la frontera entre Huesca y Navarra. Pero al estudiar los pasos entre los valles me encontraba siempre con el mismo problema de los desniveles brutales para remontar.
Tras una primera incursión de Txapu por la zona parece que la mejor manera de pasar de Zuriza a Guarrinza es por el collado de Petraficha. Así que se plantea salir de Zuriza y llegar a Guarrinza por el citado collado. Desde ahí, al ibón de Atxerito, Bordas de Lecun, Porteo al collado de Petretxema y bajada a Linza. Así sobre mapas es sencillisimo. Los datos que se pueden extraer del trazado son 34 kilometros y unos 2000 metros de desnivel. Visto así no es nada del otro mundo pero hay que matizar que el 90 % de las subida se hace en menos de 7 kilómetros, obteniendo la conclusión de que hay que portear bastante.
Ahora solo falta encontrar el día perfecto y la compañía para esta empresa. Unas llamadas la semana previa y dos valientes...el de Laviano y Decartón. Uno lo conozco y sé que responderá pero alguien de cartón pienso que no aguantará y se lo llevará el viento en los dominios de la osa Camille. Hay que madrugar para aprovechar las primeras luces por lo que pudiera ocurrir, así que paso noche en la furgo en un campo cerca de Zuriza con el acompañamiento de los cencerros de las vacas de la zona.
A las 7.30 aparecen los supertacañones puntuales como un reloj sucio suizo. Y les ofrezco un desayuno porque en importante comer bien para darle a la manivela. Conozco a la figura de cartón, que así a primera vista se le ve con buena planta. El amanecer da pistas de lo que será el día...las nubes onduladas dicen que soplará viento y su color fuego que no lloverá...
A las 8.30 estamos dando los primeros pedales por una pista que deja calentar las piernas pero tras apenas 2 kilómetros tomamos un desvío para seguir el GR-11. El sendero es complicado y pendiente pero a ratos se deja trabajar y desde la parte media la ciclabilidad es buena. De todas formas hay que puntualizar que es preferible subir más tiempo por pista y enlazar con la Gran Ruta pirenaica más arriba cruzando por un bosque.
Luchando en la parte final de la subida al ibón de Atxerito.
El viento durante la subida es incómodo pero se soporta si bien en el collado de Petraficha se torna violento ya que el balcón queda más expuesto. Tanto el de Laviano como el de cartón han subido como titanes.Buscamos refugio y nos alimentamos para disfrutar de la bajada. Esta comienza complicada pero tras pasar el cierre del valle pasa a ser una senda estrecha pero bien definida. Bajada facil que deja libertad para recrearse con el paisaje.
Ibón de Atxerito
Ya en Guarrinza la temperatura es sofocante y el viento más llevadero. Agua, algo de comida ligera y un vistazo a nuestro siguiente destino...ibón de Atxerito que no se ve y que está 600 metros más arriba. De porteo casi todo...cuando Juls lea esto se descojonará...5% ciclable.
Se aprecia la última subida con mil Zetas bajo el Petretxema.
Llegando al ibón, se puede pedalear, con permiso del viento que se empeña en descabalgarnos de nuestars monturas. El paraje es precioso y el aire despeja las ideas y le da ese ambiente pirenaico que te deja helado. Todavía nos queda remontar otros 200 metros hasta la divisoria donde ahí deja de ser viento para denominarse huracán. y no es broma ya que es dificil entenderse a más de un metro de distancia. Esta segunda subida ha pasado más factura a los cuerpos pero físicamente todavía estamos los 3 perfectos.
Para guarecernos de la brisa marina decidimos perder altura cuanto antes para comer en el Lac d'Ansabere...coño, uno pasa a la france y ya sabe francaise...pues nada, todará durante un rato hablar en plan finolis y con morros de estar besando.
Allez Allez, fromage, garbure, cassouletes, manchons de cannard y de postre PISTASH AU XOCOLÁ!!! Todavía queda trabajo de bajada así que apuntamos a las cabañas de Ansabere y en media horita de bajada buenísisima llegamos a lo que iba a ser la subida del día. El collado se intuía en el infinito y realmente allí estaba, casi 600 metros nos separaba de el en un canchal enorme que nos hace enanos. Echo un cálculo y pienso que nos costará hora y media alcanzarlo, así que no hay tiempo que perder porque el sol se está mediendo detrás del Atxerito. Cogemos agua, cargamos las bicis sobre nuestros hombros y como las cosas son peores de pensar que de hacer nos ponemos a caminar.
Enlazamos innumerables Zetas con la única visión de las piedras y el camino ya que la bici nos limita los movimientos y la visión. Eso si, al desmontarnos la bici de la mochila se disfruta más de las vistas de las Agujas de Ansabere que desde nuestra posición parece que se nos vienen encima.
Ascendiendo al collado de Petrechema custodiados por las Agujas de Ansabere.
El ritmo de subida es lento pero continuo y los 3 circulamos muy parejos sin hacer ni medio alarde de superioridad. El hacer un exceso en esta subida tras 10 horas de ruta puede suponer la diferencia entre disfrutar de la última bajada o acabar derrotado. Cuando llegamos al collado comprobamos que sólo nos ha costado 59 minutos llegar...no lo creíamos ya que desde abajo parecía imposible llegar tan rápido.
Ahora había varias posibilidades: A) Subir a la punta del Petretxema...esta ni se plantea, existe pero ni se penciona primero porque es tardísimo, segundo porque el viento en la arista cimera será peligroso y tercero porque las fuerzas no sobran. B) Bajar por donde tenía planteado y que me aconsejó Txapu. C) Bajar por las Foyas del Ingeniero, que aconsejó Decartón y que tenía buenísima pinta. Además esta parecía más directa.
Ultima bajada del día por las Foyas del Ingeniero con el Txamantxoia al frente.
Fue todo un acierto ya que la calidad del sendero era perfecta con pasos muy técnicos y un agarre en la caliza espectacular. Enfilamos para abajo y los pasos malos aparecen y los salvamos como si se tratase de un videojuego extremadamente real. Zonas de escalones, canchales, sendas colgadas...sin duda una de las mejores bajadas que he hecho.
Al final la ruta ha salido redonda sin percances ni caidas ni roturas de bici cosa anormal en estos terrenos de alta montaña. Una gozada la compañía incluso de un muñeco de cartón que al final resultó las un oso de la zona.
Agardezco las fotos a Decartón ya que en esta ocasión mi cámara tenía una boda en Denia...seguro que no retrató nada tan bonito como lo que aquí se muestra. Ni la novia...con todos mis respetos.
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