La mañana del día de navidté suele ser atípic con mala sensación pour le atracón et le dormitacion du le nuitbuen...hoy me he levantado sabiendo francés, que juerga!
Por eso lo mejor es dejar la pereza junto al montón de regalos que trajeron los gordos Olentzero y Lady Gaga vestida de rojo y blanco, para dar un paseo que deje paso a la siguiente comilona. Más nos valdría hacer algo más productivo que dar de sí el higado y estómago.
Así que a media mañana fuí a llevar el regalo que había dejado alguien para mi media langosta...era un beso gordo y una bolsa con la ropa de bici. Quizá la ropa la haya puesto yo bajo el calcetín, pero una mentirijilla inocente quizá engañe al "bicho" para ciclar un rato.
Además el día era radiante...fresco pero radiante. Este punto también lo obié para no desanimar al personal, aunque la gran cantidad de capas que sugerí que se vistiera daban a entender que a la playa no ibamos.
Como había nieve en las cimas, y la cosa hoy tampoco estaba para esquís, qué mejor que subir y ver las vistas de la costa desde Bianditz.
No había ni un alma.
El bosque estaba espectacular con el suelo con una finísima capa de nieve.
Sólamente vimos algún caballo despistado que no se había enterado de que habían puesto ya el belén de la plaza Gipuzkoa.
A mediodía en diciembre las sombras son larguisimas.
De vuelta al coche que dejamos en Zaria completamos un bucle muy majo que nos dejó con la miel en los labios...ya se, ya seeee!!! Que a "bicho" no gustar miel...pues lo cambio por cordero al chilindrón en los labios.
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