16 de agosto de 2011

Bailando con mierdas

Pocas veces suelo adentrarme en las pistas de esquí si no es en época de deslizamiento y menos con la bici. El motivo es claro. Es un horror ver el estado del dominio de la estación de esquí sin el manto blanco. En invierno la cosa se disimula ya que casi todos los escombros, desmontes y desperdicios quedan bajo las nieves.



En esta ocasión la idea es hacer una ruta de dificultad media todos los amigos de Formigal. La propuso el amigo ralliero-carretero Willi pero en el último momento hubo espantada general y nos quedamos los de siempre...Naburros y Giputxis.



Oihana pedaleando por la Cresta.

Aprovechamos las pistas de verano para ganar altuta para después enlazar con un erroneo track que nos aleja de la buena senda.



Para la siguiente ocasión hay que tener en cuenta que es mejor seguir la arista que va en dirección Sur.



Desde el Ibón es todo goce y disfrute hasta el fondo del valle donde el cielo se cierra y comienzan a caer las primeras gotas dispersas. Esto no nos impide almorzar aunque el momentillo de la copa y el puro se ve enturbiado por la tormenta. Nos salva que tenemos una sala de fiestas a un paso y esperamos a que escampe echando unos los bailables sobre una alfombra de fiemo.



Javi y Oihana con la silueta de la Sierra Condiana al fondo.

Tras la tormenta siempre llega la calma así que reemprendemos la marcha...pero el dicho no dice que puede volver la tormenta.



¡Y así fue! A los 5 minutos de abandonar la fiestuki de la mierda, se volvió a cerrar el cielo dejando caer agua a jarros durante más de hora y media.



Alfonso liderando el grupo.

La subida es un rio amenizado por rayos y relámpagos que invitaban a no bajar el ritmo hasta llegar a la urbanización. Como estaba cantado, el tormentón amainó en cuanto dejamos las bicicletas.

Un gran día, una gran vuelta y mucha diversión ya que en ningún momento pasamos frio, que suele ser lo malo de las tormentas pirenaicas.


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