7 de agosto de 2010

Pic Cêcy

Una vez al año tengo el placer de realizar una gran ruta en compañía de un buen amigo. De los amigos dicen que hay que cuidarlos, como a las novias, pero este no es mi caso. Bueno, lo de la novia se intenta con más o menos acierto.

El porqué de coincidir tan poco sobre las 2 ruedas es la diferente forma de entender esta actividad.


Bici carretera vs. Bici-porteo.

Mientras que uno sólamente ve carretera y kilómetros por delante, el otro sólamente ve picos a los que subir. Esta tendencia de tirar siempre hacia arriba tiene una explicación. Se trata de un mal que me diagnosticaron hace tiempo llamado Vista Elevada y que consiste en que al ser tirando a canijo, te acostumbras a mirar siempre hacia arriba. Cuando era pequeño, de edad, mis compañeros eran siempre más altos que yo igual que los profesores , ahora los amigos, la moza, los compañeros de trabajo también me sobrepasan. Así que mis ojos tienden a mirar con un dierto ángulo dirección al cielo. Por este motivo veo lo que que está arriba y de aquí mi frase, ¡vamos allí arriba! Por eso nunca planearé ir a nadar, a la playa, a pescar o coger setas porque no veo nada más que azul o nubes, dependiendo del tiempo.  Mis planes son del tipo subir a tal sitio, remontar a tal collado mira ese pájaro...Así que al pasear por el monte lo que queda en un plano igual o inferior a mis ojos, no lo veo, terminando siempre en la punta de un monte.

El problema viene al bajar que todo el mudo sabe que si no miras donde pisas entran mareos, das tropezones y sufres caidas...así que el remedio  medico es usar la bicicleta que, según me explicó el doctor provoca una postura inclinada que obliga a centrar la vista en el camino. Y oye, ¡mano de santo!

En esta ocasión el destino para mi actividad favorita era el valle de Ossau. Es un valle tan escarpado que parece que no puede existir camino bueno para hacer una ruta con la bici, pero buscando buscando hace tiempo encontré un sendero que alcanzaba un collado frente a la estación de Artouste. Mi propósito era subir por una larguísima pista que parte de Eaux Chaudes a 675m y muere a unos 1600 metros en una zona de pastos paradisiacos para remontar después porteando la bici hasta el collado de Ardizette de 2000 metros y bajar más tarde hacia el sur pasando por Eaux Bonnes y Laruns.


El "Bicho" con  Goust en el fondo del valle. Es curioso leer la historia de esta pequeña aldea que en el siglo XIV fue la república independiente más pequeña del mundo y que llegó a contar con el reconocimiento de España y Francia como estado independiente. Desde entonces no hay ningún documento que anexione Goust a ningún pais.



Manera clásica de subir al monte cuando se sufre de vista elevada.



Mis dos compañeros saboreando esta gran ruta. Tras 12 kilómetros de subida 100% ciclable falta ganar otros casi 500 metros hasta el collado de Ardizette que han de hacerse porteando casi en su totalidad.


Cortos tramos de pedaleo en el tramo final.

Para entonces el que todavía era mi amigo ya se habia acordado de mi y de toda mi familia unas cuantas veces. Además él no sufre de mi mal, por lo que le parece absurdo plantear estas rutas. Esa actitud hacía que la tercera integrante del grupo sufriese de carcajadas continuas que amenizaron su avance con el biciclo a cuestas.



Esta singular forma de llevar la bici fué bautizada por el carretero de la Maglia Rossa como "Bici llavero".



Los últimos metros hasta alcanzar los pastos altos dejan una reconfortante sensación de paz y sosiego tras la dura subida.



Sin duda esta vista hace olvidar las penurias de la subida. El midí se muestra imponente desde nuestra situación.



Lo mejor estaba por venir aunque la maglia rossa no lo veia de igual manera. Una bajatta de 1600 metros de sendero y en ocasiones de elevada dificultad no eran de su agrado. Pero el buen ánimo de los participantes en ningún momento se vino abajo.



Uno de los mejores senderos alpinos que he hecho por su naturalidad y poco tránsito de montañeros. La parte alta es muy sencilla circulando por pastos entre lomas y charcas.



El Pene Blanque al fondo y paredes Sur del Pic de Ger nos separan del Aubisque y Gourette.



Y cuenta: "Aquél día a la altura de Bielle, con unas condiciones horrorosas, 6 pinchazos en cada rueda, sin plato pequeño, conseguí subir el Marie Blanche y calado hasta los huesos, todavía tenía fuerzas para bajar dos piñones y adelantar unas cuantas posiciones para bajar de las 8 horas en la Qu"...y bla bla bla...¡Hoy toca poner remedio a mi mal de mirada alzada, así que ala, para abajo, que vas a pedo burra!



Laruns se encuentra 1300 metros más abajo. Todavía queda todo por bajar.



Uno de los ramos más bonitos de la bajada pero con gran número de trampas escondidas en forma de rocas entre la hierba. ¡Prohibido correr!



Tras este hito hubo un momento de confusión por la mala señalización del camino que nos hizo desviarnos más de media hora del itinerario previsto.



La parte baja del camino discurre por una antigua calzada dentro de en un bosque espectacular que permitía antiguamente subir en verano el ganado a las zonas de pastoreo de Sousoueu y parte alta del valle de Ossau. Antes de existir la carretera del Portalet era imposible atravesar la garganta final del valle.

A juzgar por las sonrisas de los acompañantes al llegar a Eaux Bonnes parece que conservaré la amistad de la maglia Rossa y del "Bicho". Al final no ha sido para tanto, ¿verdad?...mejor no escribo la respuesta pero se husaron los adjetivos inhumano, zumbado, jodidisimo...pero estoy seguro de que el año que viene le engañaré de nuevo, jeje.


Con este relato podreis comprobar que se puede vivir dignamente con el mal de mirada elevada, que hay que diferenciarlo de mirada por encima del hombro. Este último se caracteriza por girar el cuello a la vez de elevar la mirada y tener los ojos entreabiertos y cejas subidas. Con el mal de mirada elevada se puede ver gente afectada en sitios muy diversos como París, todos arremolinados alrededor de la Torre Eiffel, en Vitoria viendo a Celedón, en la plaza del ayuntamiento de Pamplona el día del chupinazo. La única cura conocida es el alcohol, que termina haciendo bajar la mirada hasta que finalmente te encorvas y caes. Pero prefiero no probarlo ya que los efectos secundarios deben de ser terribles.