Este monte es un clásico del Pirineismo y todo montañero que se precie ha subido a su cima en alguna ocasión.
El plan para este domingo iba a ser otro, secreto por ahora, pero las condiciones no eran las más adecuadas y preferimos atacar esta cima junto a mi buen amigo Polo. Comenzamos sin prisa pero sin pausa y, a diferencia de otras jornadas ciclomontañeras, el ritmo fue continuo. Nada agobiante pero en cuanto me descuidaba sacando dos fotos el "traktor", me sacaba un buen puñado de metros que era complicado recuperar.
Es asombroso como tracciona la rueda trasera de este tío y que sentido del equilibrio gasta con su pinta de "empalao" sobre la bicicleta. Puedo decir que excepto el tramo de losa, lo hizo todo montado hasta la arista final. La geometría de su Cannondale Rice con la horquilla comprimida le ayuda a que no se le levante la rueda.
En menos que canta un gallo estábamos con la burra a cuestas avanzando a la marcheta por las afiladas piedras del lomo cimero siendo observados por los senderistas que no les hacía demasiada gracia vernos en un entorno hostil para las ruedas. Me gustaría que no se sintiesen agredidos y que fuesen capaces de entendernos viéndonos como unos compañeros que les gusta la montaña de la misma manera pero que la entienden de una forma paralela.
Javito y Adan con los colores ocres del otono. Foto Tonifané
Una vez arriba se disfruta de unas vistas espectaculares y de la perspectiva de la bajada re muy gráfica...el camino es claro, solo es necesario seguir la arista evitando acercarse a la derecha porque la caída no es recomendable.
Empieza Mikel despacio y yo le sigo a ritmo suave ya que 4 senderistas han arrancado unos minutos antes y es complicado adelantar entre rocas inestables. Nos permiten el paso y nos animamos sin desatarnos por un trazado con sutiles curvas le da emoción y ambiente a una bajada en la que se pierde altura de manera increíble. La parte final se suaviza y hasta el collado el tramo es espectacular.
Hacia el collado del Petretxema.
Ahora toca ir a buscar el Collado Sur en el que un error de navegación nos hace pulular por un mar de rocas, simas, cortados y agujeros hasta encontrar el sendero correcto que es de ciclabilidad media, para mi baja porque me salta en cambio y prefiero no forzarlo. Ya en el collado me doy cuenta de que está suelto por el baqueteo de la bajada, así que lo aprieto y salimos de nuevo al Rin...SEGUUUNDO ROUND
Polo mirando hacia el Midí DOssau y Macizo del Balaitous.
Bajada. Foto Tonifané
A tramos Polo va delante y otros lo llevo detrás y es emocionante ver pasar las ruedas entre afiladas rocas mientras la pendiente se empeña en dirigirnos hacia el borde del camino. Hay que tener mucho tacto con los frenos y saber hasta donde eres capaz de dominar secciones muy pendientes en los que la dirección que llevas cambia drásticamente en un punto donde es imposible parar...
Tras unos 40 minutos de piedra y más piedra hay que tomar un desvío hacia los pastos del fondo del valle y ahí la cosa es más humana con un sendero fácil que permite asimilar lo que has hecho hasta entonces. Un inmejorable día en buena compañía en el que, esta vez, el ritmo y las sensaciones primaron sobre las fotografías.
Cannondale Prophet y Rize.
Para el día de hoy ambos hemos elegido monturas no excesivamente descendedoras que para este tipo de bajadas se desenvuelven, para mi gusto, mejor que bicis más pesadas y con más recorrido. El motivo es que para subir ciclando las brutales y continuadas rampas del Petretxema, cuanto más ligero, más desnivel eres capaz de subir y menos te cansas. Para portear, ni que decir tiene que un cacharro de más de 15 kilos es un suplicio para la espalda. Y las bajadas suelen ser lentas, reviradas en las que el equilibrio es crucial y en pocos momentos se aprovechan los grandes recorridos.
Hoy hemos coincidido los dos con Cannondale, Polo con una Rice de 140 en ambos ejes y yo con una Prophet de 140 con Lefty mejorada por los amigos de Racig Shox http://www.racingshox.com/ y aseguro que van como tiros. La Lefty tiene un tacto ultrasensible que en bajadas muy pedregosas y continuadas como esta se endurece debido al calentamiento. Pero en ningún momento resulta incómodo. Eso si, la rigidez y precisión la hacen una horquilla muy recomendable para bajadas equilibrísticas.
Aupa Mikel!!! Hoy he estado en el Petretxema con un colega con la bici y, si no fuera porque conozco a Polo te diría que no me creía que había sacado toda la subida pedaleando... qué animal está hecho!
ResponderEliminarComo anécdota, el colega con el que iba me ha dicho que unos bomberos de Pamplona estuvieron hace años en Petretxema con la bici, cuando aún había que comprar las mountain bikes en Francia. Eso sí, no debieron hacer gran cosa montados (bicis rígidas y prehistóricas)
Petretxema muy guapo, aunque para la mayoría de mortales su ciclabilidad de subida no es excesiva que digamos.
Un saludo titán y a ver cuando nos montas otra de las tuyas!
Perfecta descripción Mikel!
ResponderEliminarEspectacular manera de entender la bici!
La verdad, es que tener ese escenario de montañas tan a la mano debe ser increíble.
Saludos.