17 de agosto de 2011

Verdadero o Falso.

Días atrás teníamos planteada, para el día de hoy, la ya conocida y temida ascensión al terriblay. Pero los dos días anteriores hemos hecho dos buenas vueltas y no hay que pasarse de rosca.

La noche previa, durante una entretenida cena, solo escuchar el nombre de la montaña y nuestros cuerpos tiemblan y nuestras mentes se amotinan negándose a afrontar una ruta como la que nos esperaba. Así que ante una posible espantada general, encabezada por mi mismo, planteo al resto de los comensales otro "paseo más tranquilo" dándoles instrucciones precisas de por donde avanzar ya que yo me caigo de la convocatoria.


Polo con la Forapatata.

A la mañana siguiente parece que la ruta sustituta también azúta...poz habé elegido muéte. Entre zuto y muete me uno de nuevo al grupo de naburros y giputxi. Más tarde de lo previsto comenzamos a pedalear por el pistarro inicial con la compañía de un interfecto de difícil catalogación. A primera vista parece un crac por la bici,  indumentaria y ritmo de subida pero en una suave bajada su postura ortopédica lo delata y pronto Antonio dice: ES UN CAMPANOLO CAMUFLADOOOO!!!


El campanolo nos acompaña mientras el terreno es fácil pero todo el mundo sabe que si un carretero pisa una piedra se convierte en estatua de sal...como la bonoLot. Y así fue...tras 50 metros de terreno malo con la bici a hombros la estatua se vuelve con más miedo que gloria hacia la pista y poco después a su terreno asfaltoso.


Nosotros proseguimos y tras un breve porteo a través de un canchal 


Montes y caminos tintados de rojo.



En este punto Txapu casi aprende a volar hace un par de años.



Seguimos el avance hacia la cima.


Mikel Polo se esfuerza por no echar pie.



Javi entre los bloques de conglomerados rogizos.



La arista cimera desde abajo impone mucho y parece que el portear la bici hasta la pelada cumbre va a ser puro tozudismo. Por eso algunos con más cabeza que otros dejan la bici en cuanto la cosa se pone tiesa.



Últimos metros ciclables.



Javi y Dani llegando.



En la cima, disfrutamos de vistas, charlas y almuerzos para a continuación prepararnos para un lento y técnico descenso.



Para abajo toca...y tras los típicos preparativos en la cima, como ponerse protecciones, desinflar ligeramente las ruedas, tocar ruletillas, echar la meadilla del miedo y un pedete arreamos para abajo! El ritmo es lo suficientemente lento como para encontrar el paso bueno pero la concentración debe ser importante para no llevarse un revolcón. Poco a poco la arista se va humanizando y hasta el collado hay tramos buenisssimos.

En el collado hay un paso delicado donde los hierros estorban más que una tumbona de camino a la playa, pero son unos pocos metros. Desde ahí la bajada es espectacular aunque muy técnica. No hay más fotos de la bajada ya que los 8 sentidos van puestos en sortear los cientos de piedros que alguien plantó en el camino.

Una vez abajo las caras lo dicen todo...parece que la ruta ha gustado.



2 comentarios:

  1. Quien quiere piscina, pudiendo disfrutar de estas vistas y esta compañía?
    Gracias por no dejar que me rajara en el último momento.

    Juls.

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  2. a ver si no se acava el verano sin que os acompañe a una de estas, esats fotos empiezan a ser muuuyyyyyyyyyyyyyyyyyy buenas mikelo

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