Buscando

Cuando planeo una ruta por el monte solemos tender a rizar el rizo dándole una vuelta de tuerca a lo hecho anteriormente. Intentar hacer el "más difícil todavía" para saciar el espíritu aventurero que tengo en mi interior. Subir a lo más alto, bajar lo más complicado, alargar la ruta más dura, suelen ser los pensamientos que surgen en mi. Quizá sea una manera de desahogarme y sacar de mi cabeza los problemas del día a día.

Pero a la hora de estar en el monte, simplemente con llegar a determinados lugares mágicos, mi mente se queda tranquila y sosegada.

Imágenes como estas, tomadas en lugares especiales y en buena compañía deberían hacernos pensar que es más importante el vivir nuestra propia vida dejando de lado los problemas de una sociedad que se desmorona.

No hace falta mucho dinero para ser felices...

Merienda costera.

Ultimas luces del día.

Amistades sobre ruedas.

Subida dura.

Oihana y Dani.

Solisombra.

Salpicón.

Atardecer.

Oihana.

Remontando por el lomo.

Cielo amenazante.

Cruzando en rio por Zuriza.

Sarrios amigables.

Cardos y lirios sobre el camino.

Un descanso bien merecido.

Harrikulunka 2.0 con Asieriko.

Vecinoor sobre el abismo.

Bajando con hIPo.